ASCENSION: Pico Gran Encantat en Pirineos

Ascensión al Pico Gran Encantat en los Pirineos catalanes (Parque nacional d’aigüestortes i estany de sant maurici)

 

TEMPORADA Estival
TIPO DE RUTA Lineal
ALTURA MÁXIMA 2748 m
DESNIVEL 1110 m
DURACIÓN (I+V) 7 horas
DIFICULTAD PD+

 

[ Cómo llegar ]

Desde el pueblo de Espot continuamos por la carretera siguiendo las indicaciones al  Parque Nacional de Aigüestortes y al Refugio Ernest Mallafré. Pasados cinco kilómetros llegamos a la caseta de información del Parque en donde aparcamos el vehículo.

 [ Descripción de la ruta ]

Cogemos una pasarela de madera que se interna en un bosque selvático y que a esta hora temprana de la mañana (las 7:00) exhala un vapor húmedo y fresco. Furtivos rayos de sol se filtran entre la espesura y arrojan lanzas de luz a nuestro alrededor.

La pasarela da acceso a una pista de tierra en un claro del bosque que nos permite divisar, a nuestra izquierda, la inconfundible figura de las dos torres encantadas que constituyen nuestro objetivo. Seguimos un panel indicativo hacia el refugio Ernest Mallafré y poco después llegamos a él. En este punto el camino se convierte en senda que al principio baja una ladera herbosa y más adelante asciende por un tupido pinar por terreno pedregoso.

Después, realizamos una travesía por la falda de Els Encantats  y llegamos a una canal de roca muy suelta que asciende bruscamente hasta el Coll dels Encantats. Es la típica canal- pedrero en la que avanzas un paso y retrocedes tres pero con la ayuda de los bastones vamos ganando altura rápidamente. En la última parte, un estrechamiento obliga a una corta trepada que nos deposita en el collado. Un viento cortante nos recibe y observamos la cima del Gran Encantat como la culminación de la afilada arista que aquí comienza.

Comenzamos la marcha por la cresta con amplias vistas a los valles que separa hasta encontrarnos con la pared que defiende la cumbre del Gran Encantat. Al principio no tenemos clara la trepada y subo por una chimenea hasta desembocar en una zona muy descompuesta y vertical donde echo de menos la cuerda. Pedro me grita que ha encontrado un acceso que parece asequible y desciendo con cuidado hasta llegar a su encuentro y comprobar que efectivamente la vía transcurre por ahí. Los agarres son buenos y de repente salimos a una zona bastante expuesta en donde tenemos que realizar una travesía por un tobogán de roca pulida. Nos centramos en donde colocar manos y pies y olvidamos el patio que tenemos bajo nosotros. Una última chimenea y de pronto solo hay cielo sobre nosotros. Unos enormes hitos de piedra coronan la cima y al frente se alza el pináculo majestuoso del Petit Encantat. El panorama de lagos y agujas de piedra que nos rodea hacen que te sientas un enano en un mundo de gigantes petrificados. Destaca el lago San Mauricio, encogido en el estrecho espacio que dejan las murallas que lo circundan.

Nos preparamos para rapelar y observamos que las reuniones del primer tramo están bien equipadas con cadenas nuevecitas aunque para el siguiente tenemos que improvisar un cordino pasado por una saliente rocoso. En todo caso, rapelar siempre es una gozada comparado con la trepada expuesta que nos ha permitido ascender.

La bajada por la canal pedregosa es un baile inestable así que al llegar al pinar las rodillas lo agradecen. En el refugio nos tomamos unas cervezas saboreando la ruta realizada y con la sensación de haber estado en un mundo realmente mágico.

 [ Galeria fotográfica ]

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