Desde el refugio J.D. Ubeda situado a los pies de la cara oeste del Pico Urriellu, se pueden realizar diferentes ascensiones que nos permiten adentrarnos en un mudo de luz y caliza construido sobre alfombras de nubes. Cumbres como la Torre de la Párdida (2.592 m) o Peña Castil (2.446 m) son magníficos miradores abiertos a un horizonte alpino salpicado de neveros y limitado por el mar Cantábrico,  visible si el tiempo acompaña. Al atardecer, jirones nubosos reptan ascendiendo y deshilachándose por los verdes valles y forman un organismo vivo que se mueve con inusual rapidez al compás del aliento marino otorgando al paisaje un toque de irrealidad. Es en esos momentos cuando degustas la auténtica esencia de los Picos de Europa. Esencia que esperamos haber recogido en las siguientes imágenes:

 

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